Uno de los jugadores con más clase y exquisita técnica que
haya pasado nunca por Riazor, por ser parte del Depor que se proclamó campeón
de Liga y campeón de Copa en el famoso Centenariazo (cuando el Depor le ganó al
Madrid en la final, en plena celebración por el Centenario blanco) y, por
desgracia, por su no menos famoso cabezazo que le propinó a su entrenador,
Javier Irureta.
Su peor momento, el cabezazo a Irureta, ocurrió en un
entrenamiento en 2002. Djalminha se picó porque en un partidillo le pitaron un
penalty en contra. Cada vez que el segundo entrenador posaba el balón en el
punto de penalty, el brasileño le daba una patada, así varias veces. Irureta
intervino para mandarlo a la ducha y fue entonces cuando le lanzó el cabezazo,
sin consecuencias físicas para el técnico irundarra. Este hecho supuso su ocaso
como deportista.
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